por Nina Fabrizio
(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO 21 DIC - Es uno de los grandes
acontecimientos jubilares que aún están por venir, pero la
Jornada de la Juventud en el contexto del Jubileo 2025 ya se
presenta como el nuevo Woodstock católico capaz de batir nuevos
récords para el activismo juvenil católico y de influir, al
menos en sus intenciones, en una nueva generación de católicos
en todo el mundo.
Programado para los días comprendidos entre el 28 de julio y
el 3 de agosto, el lugar elegido para el evento es ya de por sí
muy evocador.
Se celebrará en Tor Vergata, precisamente donde hace 25
años se celebró la Jornada homónima con San Juan Pablo II, que
entró en la historia, no sólo de la Iglesia, por haber reunido a
2 millones de jóvenes de todo el mundo en la Promesa mutua de un
futuro de paz y esperanza.
Entonces la gran explanada de las afueras de Roma se llenó
hasta los topes de los que inmediatamente fueron rebautizados
como los "Papaboys", "los centinelas de la mañana" como los
llamaba Wojtyla, jóvenes que habían decidido hacer un pacto con
un anciano y Papa enfermo. de amistad y solidaridad en vista de
un mundo más fraterno.
Fue un acontecimiento de gran impacto emocional, en el que
de alguna manera confluyó todo el empuje y el anhelo de
esperanza que habían florecido a partir de la caída del Muro de
Berlín, aunque sólo al año siguiente el mundo tuvo que sufrir la
terrible "ducha fría" del ataque terrorista a las Torres Gemelas
el 11 de septiembre.
Un punto de inflexión en la historia que determinó un cambio
de rumbo respecto a las expectativas generalizadas de un mundo
más libre y pacífico para todos, con fronteras abiertas. Las
consecuencias, de alguna manera, todavía se pagan hoy en día.
El mismo Monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del
Dicasterio para la Evangelización, "director" del Jubileo 2025,
admitió recientemente con franqueza que la Iglesia de hoy no
espera los números de entonces.
La amenaza terrorista, las nuevas necesidades de seguridad,
el contexto determinado por las guerras en curso, nos obligan a
ser menos optimistas. También hay que tener en cuenta las
disposiciones actuales del Ministerio del Interior que exigen la
presencia de un policía por cada 250 peregrinos, circunstancia
que penaliza necesariamente la organización de grandes eventos.
Las propias escuelas y parroquias tienen ahora normas más
estrictas para la hospitalidad de niños y niñas.
A pesar de estos aspectos "de seguridad", la Jornada Mundial
de la Juventud, que puede presumir de varias Jornadas Mundiales
de la Juventud exitosas, entre ellas la de Lisboa con más de
350.000 jóvenes reunidos con el Papa Francisco en el verano de
2023, es una de aquellas en las que toda la Iglesia Católica
está apostando más.
"De aquella Jornada del año 2000 - dice Monseñor Fisichella
- recordamos todavía el clima festivo y la extraordinaria
sintonía con el Papa de los jóvenes llegados de todos los
rincones de la Tierra. La imagen de aquella inmensa reunión
permanece como el icono mismo de la de todo el Año Santo, dos
millones de jóvenes en una gran explanada, entre cantos,
oraciones, entusiasmo y alegría de encuentros únicos e
irrepetibles".
Luego, gracias a un fondo de solidaridad, participaron
jóvenes de Africa, Sudamérica y Asia, junto a sus coetáneos más
afortunados: jóvenes de Burundi, Sudán, Ruanda, Colombia,
Chiapas y Sierra Leona.
"Algunos de ellos -recuerda el prelado- habían pasado por
primera vez un mes entero en la alegría y la fraternidad, lejos
de las difíciles realidades caracterizadas por la guerra, la
extrema pobreza, el luto. Aquella Jornada no fue un oasis, fue
un acontecimiento que puso a los jóvenes en el centro del
mundo". Y este es el objetivo 25 años después, poner en el
centro del escenario a los jóvenes con su legítima
reivindicación de un mundo más acogedor, libre y fraterno.
No es, pues, una burbuja, sino una gota capaz de convertirse
en ola y de vencer muros y resistencias. La máquina
organizativa, que se puso en marcha con cierto retraso debido a
las incertidumbres generales, está ahora a plena carga.
Las diócesis de todo el mundo han abierto las inscripciones
con un rico programa de eventos. Comenzamos el lunes 28 de julio
con las llegadas; el martes tendrá lugar la misa de bienvenida
de la diócesis de Roma en la Plaza de San Pedro; el miércoles 30
y el jueves 31 están previstas actividades culturales,
artísticas y espirituales.
Así pues, durante toda la jornada del viernes habrá
posibilidad de recibir la comunión en el Circo Máximo. El sábado
2 de agosto la cita es la animación con música y testimonios en
Tor Vergata, luego la vigilia con Francisco por la tarde y el
domingo la misa final presidida por el Pontífice. (ANSA).