Por Tiziana Torrisi
(ANSA) - ROMA 22 DIC - El árbol de Navidad más millonario del
mundo nació pobre. El abeto más famoso y lujoso, el del
Rockefeller Center de Nueva York, nació de la digna y tenaz
laboriosidad de lo que hoy llamaríamos un expatriado, un
emigrante italiano, un trabajador que, junto con otros
trabajadores compatriotas, quería agradecer el trabajo y la
oportunidad de vida que había encontrado lejos de su pueblo al
instalar esa planta.
Una historia de agradecimiento y esfuerzo la de Cesidio
Perruzza, de San Donato Val di Comino, un pueblo del centro sur
de Italia, en Frosinone, que en la Navidad de 1931 decidió
celebrar su trabajo y el de los numerosos emigrantes que
participaron en la construcción del rascacielos RCA Building,
con un árbol de Navidad y adornos que hablan de ellos.
Con guirnaldas, sí; pero también el aluminio de los
detonadores utilizados para romper la roca y cavar los
cimientos. Cesidio llegó a América a los 17 años en 1901.
Trabajó enseguida, pero cuando todo parecía fácil se cruzó con
la América de la Gran Depresión, la pobreza y mucha
desesperación, la nación de polvo, chozas y rostros dolorosos
pero sinceros, reflejados en las fotografías de Dorothea Lange.
Cesidio aceptó trabajos difíciles y peligrosos. Se
especializa en explosivos, que se utilizan para nivelar y
preparar obras de construcción. Una experiencia que le valió el
nombre de Joe Blaster. Una historia sumergida de una Italia que
buscó sobrevivir en otra parte y que se cuenta en un clip
("1931, las luces brillan en Manhattan") proyectado tanto en el
Museo Nacional de la Emigración Italiana de Génova como en el
Museo del Siglo XX y del Holocausto de San Donato Val di Comino.
Nacido de un proyecto de Paolo Masini, presidente de la
Fundación del Museo Nacional de la Emigración Italiana, y de
Luca Leone, coordinador del Museo del Siglo XX y de la Shoah, el
vídeo cuenta a través de imágenes la historia del primer árbol
construido en Rockefeller Square y elaborado materiales
inéditos.
Pocos saben que este árbol, definido como "el más bello
del mundo", hoy un espectáculo luminoso de veintidós metros de
altura, decorado con más de 50 mil luces de colores, tiene un
corazón italiano.
Y de una Italia pobre. "La historia ligada a los orígenes
del árbol neoyorquino salió a la luz en 1999, cuando el ex
gobernador del estado de Nueva York, Mario Cuomo, entregó la
fotografía a la familia de Cesidio Perruzza", explican Paolo
Masini y Luca Leone.
Se trata de la reproducción de una antigua foto, fechada
el 24 de diciembre de 1931. En primer plano hay más de sesenta
trabajadores inmigrantes italianos, haciendo cola para cobrar
sus salarios semanales en Manhattan, cerca de la Catedral de San
Patrizio, y en la obra donde están cavando los cimientos del
rascacielos, detrás de ellos se ve claramente un árbol de
Navidad.
Entre los trabajadores se encuentran: Cesidio Perruzza,
capataz y creador del árbol, muchos compañeros de Irpinia; y el
siciliano Antonio Salimbene, acérrimo defensor de los
trabajadores italoamericanos.
El árbol fue creado para agradecer a Rockefeller, su
empleador. Detrás de la foto, Mario Cuomo escribe: "Nueva York
agradece a la gente de San Donato Val di Comino". Y añade, con
el orgullo de quien es hijo de emigrantes italianos: "Soy de
Salernitano".
Según cuenta Enrico Pittiglio, alcalde de San Donato Val
di Comino, "Perruzza nació en esa ciudad en 1884" y "a los
diecisiete años llegó a los Estados Unidos". "Como muchos otros
italianos, trabajó en las obras de las Naciones Unidas, en el
Metro de la Sexta Avenida, del Madison Square Garden y del
Rockefeller Center", describió el alcalde.
Una historia de sacrificio y orgullo de los trabajadores,
narrada en el clip de Massimo Wertmuller sobre un texto de Maria
Grazia Lancellotti que será visible, en los dos museos, durante
el período navideño del domingo 22 de diciembre al lunes 6 de
enero. (ANSA).