Por Ida Bini
(ANSA) - NAPOLES 22 DIC - Para vivir la magia de la Navidad,
sus ritos y sus sugerencias, ha y cuatro propuestas italianas:
en Nápoles, la ciudad de San Gennaro y los pesebres; sobre las
nieves del Trentino; en Greccio, el pueblo amado por San
Francisco, y en Grado, destino friulano de mar y termas.
En Navidad, Nápoles se ilumina con una atmósfera aún más
auténtica entre caminos sagrados, arte urbano y la calle del
pesebre más famosa del mundo.
Cada rincón encierra historias cargadas de fe, arte y
tradición, en las que siempre emerge la figura de San Gennaro,
uno de los símbolos más queridos y venerados desde hace siglos.
La fascinante historia del santo patrón de la ciudad se conserva
en el Museo del Tesoro, junto al Duomo, y representa una parada
imprescindible para cualquiera que visite Nápoles.
El complejo museístico alberga uno de los tesoros más
preciados del mundo, sólo superado por el de la Corona inglesa,
que incluye joyas, obras de arte y objetos donados como exvotos
a lo largo de los siglos por fieles, nobles y gobernantes.
Entre las piezas más emblemáticas se encuentra la mitra del
Santo, obra maestra adornada con más de 3 mil piedras preciosas.
El museo también ofrece la posibilidad de sumergirse en la
historia del Santo a través de instalaciones multimedia,
videomapping e itinerarios interactivos.
El arte y la devoción del Santo también se manifiestan en
Forcella, donde destaca el mural realizado por el famoso artista
callejero Jorit Agoch: la obra, de aproximadamente 15 metros de
altura, representa a San Gennaro como protector de los humildes
y de los suburbios.
Pero en Navidad una parada obligada es San Gregorio Armeno,
la calle de los pesebres, donde antiguos comercios elaboran a
mano personajes del pesebre napolitano, una tradición que a lo
largo de los años se ha mantenido viva gracias también a la
pasión de numerosos artesanos que reproducen personajes de la
Natividad, pero también políticos, deportistas y figuras de la
actualidad.
El ambiente en Val Gardena, un valle de los Dolomitas
declarado patrimonio natural por la UNESCO, es evocador, con 500
km de pistas, 30 km de rutas de senderismo y 115 km de pistas de
esquí de fondo. En diciembre se convierte en un paraíso para los
deportes de nieve y los evocadores mercados navideños, en
particular el de Ortisei, abierto hasta el 5 de enero, con
productos artesanales, sabrosos postres, platos calientes
tradicionales, además de finos licores y vinos del Tirol del
Sur. Para la ocasión, los Lodenlounge, acogedoras casas
gastronómicas que invitan a degustar, transforman la capital de
Val Gardena en un cuento de hadas invernal.
El programa de eventos también está lleno de conciertos,
espectáculos y eventos. El mercado de Selva, Mountain Christmas,
tiene una larga franja de luces, de la que cuelgan pequeñas
cabinas de teleférico de madera, que trasladan idealmente las
pistas de esquí a lo largo de las calles de la localidad.
También aquí, hasta el 5 de enero, hay puestos donde se
puede disfrutar de un aromático vino caliente o de un postre
navideño, comprar adornos y escuchar melodías navideñas.
Además, del 27 al 30 de diciembre tiene lugar el concurso de
esculturas de nieve: en Selva Val Gardena los artistas se
divierten durante 3 días creando sus figuras a mano, sin
utilizar herramientas eléctricas, a partir de un bloque
rectangular de 3x3x3 metros. Este año el concurso rinde homenaje
a la música, con motivo del centenario del grupo musical Selva
di Val Gardena, que se celebrará en 2025.
Enmarcado por las colinas del Valle Santa, en la provincia
de Rieti, el pueblo de Greccio es una joya llena de encanto y
atmósfera que espera ser descubierta. Fundado en el siglo XI, es
famoso porque la noche de Navidad de 1223 Francisco de Asís
representó por primera vez la Natividad de Jesús con personas y
animales vivos.
El gran protagonista es la representación del primer pesebre
viviente, curada por Proloco, una de las recreaciones históricas
italianas más evocadoras, que se desarrolla en seis escenas
protagonizadas por habitantes locales vestidos con trajes de
época.
Durante las vacaciones, Grado, una encantadora franja de
tierra suspendida entre la tierra y el mar en Friuli Venezia
Giulia, se transforma en un pueblo navideño con luces,
decoraciones, conciertos y espectáculos para toda la familia.
Los actos comienzan con la exhibición de pesebres, que
permanecerán expuestos en el Palacio de Congresos hasta el 12 de
enero.
Precisamente este año el pesebre de la Plaza de San Pedro
procede de Grado: situado en una gran laguna rodeada de islas e
islotes, representa la Natividad en un casone, la construcción
típica de juncos de pescadores. (ANSA).