Por tercera vez en una semana, el
cardenal estadounidense Roger Mahony volvió a expresarse
públicamente sobre la humillación sufrida cuando fue suspendido
de sus funciones por haber tapado decenas de casos de abusos en
su archidiócesis en los años 80.
Mahony usó su blog para hacer una reflexión sobre su
experiencia personal, observando que "una humillación dolorosa y
pública es espiritualmente una oportunidad de gracia".
El ex arzobispo de Los Angeles, que muchos auspician
abiertamente que no participe en el Cónclave, dijo haber tratado
de poner en práctica "demasiado a menudo de forma inadecuada"
dos "implicaciones de la humillación".
La primera es "aceptar ser un chivo expiatorio", mientras la
segunda es tomar conciencia de que los escándalos sexuales de la
Iglesia siguen "poniéndonos, al clero y a la iglesia en donde
pertenecemos: entre los marginados".