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Saldos de souvenirs Ratzinger hasta el 27 de febrero

21 febbraio, 12:52
Muchos de los comerciantes de las callejuelas cercanas al Vaticano esperan que el próximo Papa sea de Brasil, país desde donde llegan a Italia numerosos turistas, muchos de los cuales no escatiman gastos a la hora de comprar recuerdos. En tanto, quien desea comprar a bajo precio recuerdos del papado de Benedicto XVI solo tiene que recorrer antes del 28 de febrero los kioscos, carritos y comercios que abundan en los alrededores de la Plaza San Pedro. Los "saldos" de souvenirs papales nada tienen que envidiar a las grandes ofertas de fin de temporada: rosarios, medallitas, llaveros, vasos, tacitas y todo tipo de gadget con la imagen de Benedicto XVI se ofrecen con descuento. La famosa Via della Conciliazione, que desemboca en la plaza vaticana, y el laberinto de callecitas que rodean las columnatas de San Pedro están en ebullición y los comerciantes no desperdician la posibilidad de hacer negocios. "Tenemos que tratar de vender la mercadería con la imagen de Benedicto XVI a bajo precio, pues luego los turistas y peregrinos buscarán recuerdos que presenten al nuevo Papa, no al renunciante", dijo un comerciante de la zona. Algunos objetos, además, se van a retirar de la venta, como los calendarios -grandes, medianos y pequeños- del 2014 que tenían la foto del papa alemán. Preparados con anticipación, estaban destinados a los turistas que llegan al Vaticano desde diferentes partes del mundo y que saben que les resultará difícil o imposible regresar y por ende los compran aún con dos o tres años de anticipación. "Las casas editoras de los calendarios aceptarán la devolución -explica otro comerciante- pero no ocurrirá lo mismo con los demás objetos". Y luego agrega: "Además, en los últimos años 8 de cada 10 objetos vendidos estaban dedicados a Juan Pablo II y solo 2 a Benedicto XVI". En otras palabras, mejor ofrecer "saldos" antes del 28 de febrero. La "esperanza" es incrementar las ventas con la llegada de un nuevo Papa, sobre todo "en estos momentos de grave crisis económica, que paraliza el negocio", opina. Otro vendedor en vez de liquidar los recuerdos de este papado, piensa agregarles una leyenda con la fecha de la histórica renuncia, la primera de un Pontífice en 600 años. Pero en estos negocios hay otro fantasma: la competencia china. "Imagínese, los chinos venden 12 rosarios a 10 euros -explica desconsolado un comerciante de Borgo Pio- prácticamente los venden a menos precio de lo que yo logro comprarlos, porque tengo solo productos italianos". Sin embargo algunos negocios se apartan de esta furia comercial, como los de Cittá Leonina, donde Joseph Ratzinger vivía cuando era cardenal. "No haremos saldos -dice la dueña de un negocio- no es serio. Es cuestión de profesionalismo. Además, un Papa que se va, que renuncia, es una rareza, y sus gadget, con el tiempo, serán una suerte de reliquia". En tanto, algunos comerciantes especulan con un doble standard: un papa "low cost" para los peregrinos pobres y un papa brasileño para los clientes "ricos de la nueva potencia mundial, dispuestos a gastar sin miramientos". Así, la competencia entre las nacionalidades de los papables se convierte en un incentivo de venta. Competencia comercial que se amplía con un enfrentamiento continental entre los eventuales sucesores de Benedicto XVI. En ese marco, el cardenal brasileño Odilo Pedro Scherer está en primera línea. "Entre los turistas verde-amarillos (en alusión a la bandera de Brasil) muchos son ricos, ahora Brasil es una potencia mundial. Ellos gastan más", explican los comerciantes. Y entre esperanza y conjuro de buena suerte, algunos de ellos han encargado libritos en portugués para recitar el rosario.
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