Las paredes marcadas por largas grietas y las goteras del techo se han multiplicado en los últimos años, obligando a sus responsables a colocar todos los objetos de la colección en el almacén -incluidas chaquetas, insignias y banderas- y a dejar las habitaciones desnudas, dominadas ahora solo por bustos de mármol y placas de bronce dedicadas al republicano italiano.
Pero el nuevo embajador de Italia en Uruguay, Fabrizio Petri, espera que se puedan conseguir los fondos necesarios para la reapertura de la casa-museo.
Garibaldi llegó a Montevideo en 1841, después de haber combatido en la República brasileña de Rio Grande do Sul, derrotada por el imperio brasileño, donde había conocido a Anita.
En Uruguay encontró un país dividido, polarizado entre dos grandes partidos, el Colorado y el Blanco, que aún hoy mantienen una gran relevancia en la vida política del país.
El apoyo republicano fue para el presidente colorado Fructuoso Rivera contra Manuel Oribe, por un Uruguay libre e independiente. Y en Montevideo Garibaldi fue profesor de matemáticas, entrando en contacto por primera vez con la masonería, según consta en el archivo histórico de la capital uruguaya.
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