Después de 12 días de periplo por el mar Mediterráneo, la llama olímpica procedente de Grecia desembarcó hoy en Marsella a bordo del "Belem", el buque escuela de tres mástiles más antiguo de Europa que aún sigue navegando y el segundo más grande de Francia.
Con el presidente Emanuel Macron presente, la antorcha arribó a 79 días de la ceremonia inaugural que se celebrará el 26 de julio en la segunda edición de los Juegos Olímpicos que albergará París, a 100 años de la primera, y generó una verdadera "revolución" francesa.
Fueron más de 150 mil las personas que se dieron cita en el viejo Puerto de Marsella para la ceremonia oficial de encendido del primer bracero olímpico, que estuvo a punto de ser víctima de su propio éxito debido a que semejante concurrencia.
Y es que esa era la capacidad máxima prevista y se vio desbordada cuando cientos de ciudadanos continuaban arribando por las calles adyacentes y desde "La Canebière" para sumarse a la fiesta, razón por la cual la policía se vio obligada a acordonar la zona.
Poco faltaba para que comenzara el concierto de los popularísimos raperos Soprano y Alonzo en la explanada del Viejo Puerto cuando se anunció que el espectáculo se cancelaba por "cuestiones de seguridad", lo cual no hizo más que empeorar la situación, con multitudes que emprendían presurosas la retirada.
Algunos entraron en pánico al no comprender qué sucedía a ciencia cierta, mientras se informaba que muchos niños que habían concurrido acompañados de sus padres se habían extraviado entre la multitud y se registraban algunas escaramuzas con los agentes de la policía que intentaban impedir el arribo de más personas al lugar del concierto, que finalmente se inició con media hora de retraso.
No hubo heridos que lamentar, al menos por lo que se desprende de los informes oficiales, y la fiesta, que había comenzado sin incidentes, continuó para tranquilidad del ministro del Interior, Gérald Darmanin, y también para el presidente del Comité Organizador de los Juegos, Tony Estanguet.
El encendido de la antorcha, que acompañaron con una sonrisa relajada Macron y la primera dama, Brigitte, en primera fila, representó una prueba piloto pensando en la ceremonia inaugural de los Juegos, que será la primera de la historia a celebrarse fuera de un estadio y se realizará en las aguas del saneado río Sena.
El primer estafeta francés fue Florent Manaudou, campeón olímpico de natación en los Juegos de Londres 2012 y quien se encargó de abrir el cofre especialmente diseñado por Louis Vuitton para proteger a la antorcha, que minutos más tarde se elevaba al cielo en medio de un operativo de seguridad en el que participaron también tropas de las unidades antiterroristas.
La llama había arribado a bordo del buque "Belem", que ingresó al puerto de Marsella escoltado por miles de embarcaciones de todo tipo y tamaño que se sumaron al festejo coronado con un número de la patrulla acrobática aeronáutica francesa tiñendo con los colores blanco, rojo y azul de la bandera nacional un cielo que lucía nublado.
Los fuegos artificiales de color albiceleste identificaron a Marsella, mientras los fanáticos del Olympique le ponían color y calor a la ceremonia, precedida por una protesta que no superó el millar de manifestantes que horas antes del desembarco de la antorcha marcharon por las calles de la ciudad para expresar su rechazo a los Juegos Olímpicos.
Los manifestantes, que sustentaron su postura al aludir a las consecuencias ecológicas, sociales y económicas que generarán -a su entender- los Juegos, se congregaron cerca del "Porte d'Aix" y contaron también con la presencia de un grupo de asistentes que aprovechó la ocasión para protestar contra el genocidio palestino en Gaza a manos del ejército israelí.
Otros, en cambio, se mostraron decepcionados por cuestiones mucho menos trágicas y más frívolas relacionadas con la frustrada presencia de Zinedine Zidane, campeón mundial y entrenador de fútbol que se decía iba a ser el encargado del encendido de la antorcha, aunque los rumores se confirmaron finalmente falsos.
No fue "Zizou" el encargado de esa misión, sino el rapero "Jul", ídolo de los más jóvenes que lo ovacionaron al verlo vestido totalmente de blanco empuñando la llama con la que se encendió el bracero y que llegó a sus manos desde las de Nantenin Keita, campeona paralímpica en Ríos 2016 e hija del célebre músico maliense Salif Keita, quien la había recibido de Manaudou.
"Podemos sentirnos orgullosos. La llama olímpica finalmente está en suelo francés después de tantos años de preparativos", afirmó Macron, al destacar que "los Juegos ya están aquí y empiezan a formar parte de la vida de los franceses con esta antorcha que recorrerá 400 comunas desde hoy y hasta la ceremonia de apertura".
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