El plan, dividido en cinco puntos, prevé además la introducción de un gesto acordado, con manos cruzadas, de parte de los jugadores para comunicar episodios de racismo durante los partidos.
"Llegó el momento para que el fútbol se una y juegue en equipo contra el racismo. Haremos que el racismo sea un delito específico que será obligatoriamente incluido en cada código disciplinario de las 211 federaciones afiliadas a la FIFA, diferenciando el racismo de otros episodios, atribuyendo a los actos discriminatorios sanciones específicas y severas, incluyendo dar por perdido el partido", explicó el secretario general de la entidad, Mattias Grafstrom.
La FIFA, para intentar hallar las herramientas para resolver el problema en los estadios, consultó en los últimos meses a muchos jugadores en actividad y también a ex futbolistas.
Todos respondieron que haya un cambio en la situación actual.
Los cinco puntos de la propuesta se enfocan en las reglas y las sanciones, acción en el campo, acusaciones penales, educación y voz de los jugadores.
"Interrumpiremos, suspenderemos e incluso abandonaremos el campo en caso de racismo, introduciendo un gesto global estándar para garantizar que los jugadores comuniquen episodios de racismo y los árbitros desarrollen un procedimiento de tres pasos", enfatizó Grafstrom.
"El gesto es que los jugadores alcen las manos y crucen las muñecas, para que el árbitro entienda de inmediato que se registró un episodio de racismo", añadió el secretario general de la entidad que preside Gianni Infantino.
"El procedimiento de tres fases prevé que el árbitro pida un anuncio público para pedir la interrupción del comportamiento discriminatorio; la suspensión del duelo hasta que no se escuchen más los coros ofensivos y, en algunos casos, hasta la suspensión del partido", precisó Grafstrom.
"Haremos todo para que el racismo sea reconocido como un crimen en todos los países y donde ya lo es, será perseguido con la severidad que merece", concluyó Grafstrom.
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