Agnes Keleti, la campeona olímpica más longeva del mundo, falleció hoy, una semana antes de cumplir 104 años y tras permanecer internada en un hospital de Budapest desde la semana pasada a raíz de un cuadro de pulmonía.
Keleti, nacida en una familia judía húngara, tuvo una vida de película, pues se convirtió en una de las más grandes gimnastas de la historia tras haber logrado escapar del Holocausto luego de la ocupación nazi.
Un hecho que signó la existencia de la atleta nacida el 9 de enero de 1921 en Budapest y quien adoptó el apellido Keleti porque sonaba más húngaro que el original Klein, un detalle para nada menor por aquellos años.
Sus dotes atléticas le permitieron instalarse en la escena a los 16 años de edad, cuando fue incluida en el equipo húngaro de gimnasia artística y conquistó el primero de sus diez títulos a nivel nacional.
En 1940, a raíz de sus orígenes, le impidieron competir en un país que por entonces devino en aliado de Alemania de Hitler y de la Italia de Benito Mussolini y del cual, tras la ocupación nazi, logró huir en 1944 y evitar la deportación apelando a una identidad cristiana falsa.
Escondida en la campiña, trabajaba y se entrenaba en secreto, mientras su padre y varios de sus parientes eran conducidos al infierno en Auschwitz, a diferencia de su madre y de su hermana, salvadas por el diplomático sueco Raoul Wallenberg.
El fin de la Segunda Guerra Mundial marcó el fin también de su calvario y el inicio de una carrera profesional que en pco tiempo la catapultó al estrellato en la gimnasia, gracias a la cual y a la práctica de otros deportes tuvo la oportunidad de viajar a otros países en tiempos de la "Cortina de Hierro".
Fuera cual fuese su motivación, bastó para hacerla sobresalir gracias a su resiliencia, que le permitió superar también la frustración de no poder participar en los Juegos Olímpicos de Londres de 1948 debido a una lesión.
A los 31 años y con muchos más que sus rivales más jóvenes, Keleti descolló en las siguientes ediciones disputadas en Helsinki 1952 y en Melbourne en 1956, en las que cosechó cinco oros olímpicos y un total de diez medallas, a los que sumó otros tres títulos mundiales.
Después de los Juegos celebrados en Australia, Keleti permaneció en ese país tras obtener asilo político al decidir que no regresaría a Hungría después de que la por entonces Unión Soviética sofocase la revolución magiar.
En 1957 se mudó a Israel, donde se casó con un entrenador húngaro con quien tuvo dos hijos. Una vez retirada del deporte, se convirtió en instructora de educación física y en entrenadora del equipo nacional de gimnasia israelí.
El regreso a la patria natal debió esperar hasta 2015 y hoy, diez años después, la muerte la sorprendió en Budapest, donde sus restos descansarán por siempre. (ANSA)
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