"Los límites de tenencia son importantes para garantizar la estabilidad financiera y evitar transferencias a gran escala de los depósitos bancarios al euro digital, especialmente durante las crisis", subrayó Cipollone, y precisó que "a finales de 2025, el Consejo de Gobierno del BCE decidirá si se pasa a la próxima fase del proyecto", pero "no tomará ninguna decisión sobre la emisión del euro digital antes de que se haya adoptado el acto legislativo".
"Necesitamos un sistema de pagos digitales fuerte", explicó el miembro de la junta directiva del BCE, y recordó una vez más las ventajas del euro digital para fortalecer la "soberanía financiera y la resiliencia" de Europa.
"Estamos trabajando para garantizar que los costes del euro digital sean inferiores a los de Visa y Mastercard y estamos seguros de que podemos lograrlo por una razón fundamental: no somos una organización con fines de lucro, por lo que no impondremos costes de comisión a comerciantes y esto, por definición, reducirá los costos de todo el sistema", amplió.
"Estamos bastante seguros de que podremos hacer que el sistema del euro digital sea más barato que los sistemas internacionales de tarjetas", reiteró Cipollone ante los legisladores.
En los últimos años, y especialmente tras la pandemia del Covid-19, los pagos digitales y las compras online han aumentado en la zona del euro, mientras que el efectivo ha descendido como porcentaje total de los pagos del 72% al 59% entre 2019 y 2022 y el número de billetes en circulación cayó por primera vez el año pasado.
Siguiendo esta tendencia, en octubre de 2021 el BCE inició una fase de estudio sobre la posibilidad de emitir su propia moneda digital del banco central (CBDC), el euro digital, para proporcionar una forma adicional de dinero público en la zona del euro.
En junio de 2023, la Comisión de la UE propuso el marco jurídico que podría allanar el camino para que el BCE haga realidad el proyecto del euro digital, y ahora corresponde a los colegisladores ultimarlo.
Un euro digital sería dinero público emitido por un banco central (CBDC), por lo que, a diferencia de los depósitos bancarios o las criptomonedas, no llevaría aparejados riesgos financieros. El BCE ha imaginado un euro digital para particulares y empresas que podría utilizarse libremente en cualquier lugar de la eurozona (formada por 20 de los 27 Estados miembros).
Sería más un equivalente electrónico del dinero en efectivo que un criptoactivo popular como el bitcoin, y en ningún caso debería considerarse el principio del fin de los pagos en efectivo, advierten los expertos.
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