El plan presupuestario estructural de balance a mediano plazo 2025-2029 (PSB), aprobado por el Consejo de Ministros el 27 de septiembre, prevé cinco leyes marco en materia de energía.
La primera de las cinco intervenciones es un proyecto de ley que permitirá definir el marco legislativo para la captura y almacenamiento de carbono (CCS).
Precisamente este año, el Ente Nacional de Hidrocarburos (ENI) inauguró en Rávena la primera planta italiana de este tipo, que explota depósitos de metano marinos agotados. La CCS es una práctica a la que se oponen los ambientalistas, que la consideran demasiado cara y destinada únicamente a ahorrar combustibles fósiles.
En cambio, los organismos medioambientales de la ONU lo consideran necesario para la descarbonización, especialmente de la industria pesada que no puede electrificarse.
El ENI, que ya ha construido una planta similar en Liverpool, afirma que la CCS es económicamente sostenible.
El documento gubernamental prevé luego la presentación de un proyecto de ley para regular la producción, el transporte y la infraestructura de redes de hidrógeno.
Este gas se presenta como la solución ideal para descarbonizar muchos sectores, desde la industria pesada hasta la aviación. Pero por el momento, las dificultades de producción, transporte y almacenamiento hacen que su explotación sea incierta.
El proyecto de ley marco sobre la energía nuclear, que el ejecutivo pretende presentar a finales de este año, es la medida más esperada.
El objetivo es recrear las normas de autorización y gestión de las centrales, que en la práctica ya no existen, tras el cierre de las mismas con el referéndum de 1987.
El ministro italiano de Medio Ambiente y Seguridad Energética, Gilberto Pichetto, pidió a una comisión encabezada por el jurista Giovanni Guzzetta que prepare la medida.
Pichetto explicó el problema con un chiste: "Si hoy quisiera poner una central nuclear debajo de mi casa, ¿a quién debería pedir autorización? ¿Al ministerio, a la región, al municipio, al párroco? Le pedí al profesor Guzzetta que me diera una respuesta".
El plan a mediano plazo también prevé regular el almacenamiento de gas, que ha demostrado ser estratégico tras el corte del suministro ruso, y la reducción de las emisiones de metano en el sector energético.
Esta última operación viene impuesta por el Compromiso Global de Metano, el compromiso de reducir en un 30% las fugas de gas de 100 países, entre ellos Italia, en la COP26 de Glasgow en 2021.
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