El índice CSI 300, que incluye las acciones de mayor capitalización que cotizan en Shenzhen (-6,62%) y Shanghai (-8,65%), cayó un 7,05%, su mayor caída diaria desde febrero de 2020, cuando el Covid-19 se propagaba en China, rompiendo la racha de 10 días consecutivos al alza por temor a que el paquete de estímulo lanzado o anunciado por Pekín ya no sea suficiente.
La caída de las cotizaciones, que no perdonó a Hong Kong (-11% en dos sesiones), fue provocada por la reunión con los medios de comunicación celebrada el martes por Zheng Shanjie, jefe del máximo planificador económico chino creado por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC), durante la cual dijo que el gobierno estaba "plenamente confiado" en alcanzar los objetivos económicos para 2024 y alcanzar el PBI en "alrededor del 5%", a pesar de los complejos desafíos.
En cuanto a las directrices, el Dragón apuntará a un "desarrollo económico sostenido, estable y saludable en 2024-25", dando prioridad a la demanda interna y al consumo.
Durante la reunión también se supo que China adelantaría 100.000 millones de yuanes (unos 14.200 millones de dólares) de su presupuesto central para 2025 para inversiones, así como otros 100.000 millones de yuanes para apoyar grandes proyectos.
Cifras residuales en comparación con las expectativas mucho más sustanciales de los mercados.
"Para salir de la deflación, creemos que la necesidad del momento es un paquete de 10 billones de yuanes (alrededor de 1,4 billones de dólares) destinado a apoyar el consumo y liberar el sector inmobiliario", señalaron los analistas de Morgan Stanley en una nota.
"Los responsables de la formulación de políticas parecen reacios a promulgar una flexibilización fiscal forzada", agregaron, dado que el tamaño de cualquier estímulo aún estaría limitado por la ya alta deuda pública de China y la disminución de los ingresos fiscales, mientras que los gobiernos locales lidian con menores ingresos debido a la disminución de las ventas de tierras.
La atención, sin embargo, se centra ahora en la reunión informativa del ministro de Finanzas, Lan Fo'an, prevista para el sábado, dedicada "a reforzar el ajuste anticíclico de la política fiscal", que los analistas creen que podría significar más medidas de estímulo.
Muchos economistas e inversores ven como un paso obligado la combinación de iniciativas monetarias anunciadas en septiembre por el Banco Central de China (PBOC), con otras de carácter financiero y fiscal para contrarrestar la crisis inmobiliaria, la debilidad del consumo, los riesgos de deflación y el aumento del desempleo.
"Vemos medidas fiscales limitadas en el corto plazo", comentaron los analistas de Morgan Stanley, señalando que si "la dinámica social se debilita, entonces podría haber una flexibilización forzada".
La evaluación se basa en la creencia generalizada de que Pekín es reacio a las políticas de "bazuca" o flexibilización cuantitativa (QE), como lo hicieron muchos países occidentales durante la pandemia, prefiriendo en cambio el impulso de las inversiones. Pero los riesgos de inestabilidad social podrían recomendar otras medidas.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA