Entre las previsiones, la más discutida y delicada es la del aporte solicitado a los bancos.
El tema será estudiado hasta el último detalle, pero la premier italiana, Giorgia Meloni, ya reivindica su éxito ante la oposición.
"Ya veremos con la ley presupuestaria", dijo la primera ministra, dirigiéndose al diputado Fratoianni en respuesta a la Cámara sobre la comunicación con vistas al Consejo Europeo: "Podría descubrir que este gobierno tuvo más coraje que la izquierda cuando estaba en gobierno".
Así, la mayoría de las tensiones de los últimos días parecen haber regresado, pero el partido Forza Italia (FI) expresó confianza en que su línea será aceptada.
El aporte que llegue del sector bancario estará en el orden de magnitud de 3.000-4.000 millones de euros (en dos años, NDR), confirmó el viceprimer ministro, Antonio Tajani, asegurando, sin embargo, que no se trata de "nuevos impuestos".
El diálogo con la Asociación Bancaria Italiana (ABI) está en curso y es muy estrecho.
Entre las hipótesis podría haber dos intervenciones distintas, aunque puntuales: sobre ampliaciones patrimoniales y sobre anticipos de liquidez con los llamados Dta, créditos fiscales que se aplazan.
No está claro si la contribución también se solicitará a otras empresas, como compañías de seguros o compañías de energía.
El presidente de Unipol, Carlo Cimbri, a la espera de ver qué saldrá del Consejo de Ministros, levantó la mano e invitó a no tratar a los bancos y a las compañías de seguros de la misma manera.
Otra novedad es la remodelación de las deducciones con vistas a una posterior racionalización más global de los gastos tributarios.
La idea es introducir un importe máximo a deducir, que, a su vez, debería modularse en función del núcleo familiar.
También es posible que sea revisado en rebaja el umbral de renta a partir del cual se activa el decalaje de bonificaciones fiscales al 19% (que hoy parte de 120 mil euros).
El proyecto, según informaba un artículo de Il Foglio hace un mes, estaba sobre la mesa del ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, quien pensaba en un "índice familiar para las deducciones", con un "coste estimado de entre cinco y seis mil millones".
El capítulo "sacrificios" incluye también los recortes en los ministerios que Giorgetti estuvo presionando esta semana, amenazando con recortes lineales para aquellos que no cumplan.
La intervención debería rondar el 5% de los costos, recortes que preocupan por el impacto en los servicios.
En la escuela, los directores amenazan con un estado de agitación y la asociación de directores pedía valentía.
Pero el Ministro de Educación, Giuseppe Valditara, tranquiliza: "No es cierto que cada vez lleguen menos recursos", también porque "el presupuesto del Ministerio está creciendo".
Solo se salva la asistencia sanitaria, para la que el ministro Orazio Schillaci espera más de 3.000 millones de recursos.
El gobierno también está intentando cambiar el rumbo en bonos construcción.
De hecho, se va hacia una prórroga por un año más del bono de rehabilitación del 50%, pero la norma solo afectará a las primeras viviendas.
Para los demás, a partir de 2025 el beneficio disminuirá, como está previsto, en un 36 %.
Del decreto fiscal correspondiente, que también está siendo examinado por el Consejo de Ministros, se esperan otras medidas para los contratos de la administración pública y la indexación de las pensiones.
También sobre la mesa hay información sobre el documento programático del presupuesto, el proyecto de la maniobra que Bruselas espera para medianoche.
Un menú rico que se añade por la noche, con un añadido al orden del día, también con un decreto legislativo sobre los impuestos especiales.
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