El nuevo endurecimiento debe sumarse a los casi 2000 millones de aranceles afrontados en 2023 y afectaría a sectores líderes de las exportaciones italianas, empezando por la mecánica, el sistema de la moda y el sector agroalimentario.
Las empresas se verían obligadas a elegir entre soportar el aumento de aranceles para mantener su posicionamiento competitivo o dejar que empeore a causa de los precios finales más altos por efecto de los aranceles.
El análisis, editado por Claudio Colacurcio y Carmela Di Terlizzi, recuerda que Estados Unidos es el segundo mercado de salida para Italia después de Alemania y considera dos escenarios posibles. La primera hipótesis prevé un aumento de 10 puntos solo en los productos que ya están sujetos a derechos y estima un coste adicional de más de 4 mil millones.
La segunda hipótesis, en cambio, simula un aumento arancelario generalizado de 10 puntos, cuyo costo adicional superaría los 7.000 millones.
En este caso, el nuevo proteccionismo afectaría también a bienes de intensidad tecnológica media y alta, por ejemplo en mecánica y productos farmacéuticos, que hoy están menos expuestos a aranceles porque son funcionales a la producción interna estadounidense.
Sin embargo, un aumento limitado a productos ya expuestos a aranceles pesaría más en la moda y la alimentación.
El endurecimiento arancelario de Trump impondría un costo aún mayor a Alemania que a Italia, mientras que Francia y España se verían menos penalizadas.
Estas estimaciones son solo indicativas, a la espera de las decisiones de la nueva presidencia. Colacurcio y Di Terlizzi señalan que es "una vía impracticable por varios motivos" la promesa de un arancel del 10% sobre todas las importaciones y del 60% para los productos procedentes de China, con el fin de proteger las industrias nacionales y reducir los impuestos sobre el trabajo, sustituyendo estos ingresos por otros relacionados con aquellos vinculados a los derechos aduaneros.
De hecho, serían probables las represalias de otros países, habría efectos contraproducentes sobre la competitividad de las empresas estadounidenses importadoras y se penalizaría a las clases más pobres, que serían las más afectadas.
La propuesta también sería "insostenible" desde el punto de vista fiscal, según el estudio, ya que los derechos medios tendrían que más que triplicarse "para cubrir incluso una disminución de tan solo el 10% de los ingresos personales".
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