En las nuevas perspectivas de la economía para el bienio, el Instituto de Estadística sigue en gran medida las estimaciones llegadas ayer de la organización internacional: en 2024 el crecimiento del PIB italiano se detendrá en el +0,5%, en 2025 se acelerará pero solo ligeramente, alcanzando el +0,8%.
En ambos casos se trata de un claro corte respecto de las previsiones de hace seis meses, que indicaban un doble crecimiento del 1% para este año y del 1,1% para el próximo. La revisión también es decididamente penalizadora respecto de los límites fijados por el Gobierno en septiembre en el Plan Presupuestario Estructural: el 1% para 2024 y el 1,2% para 2025.
Sin embargo, esto no es una sorpresa, según las reacciones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). En esa repartición señalan que la crisis del sector ya viene de lejos y que el problema no es solo italiano. Por eso, los deberes del gobierno por sí solos no son suficientes: es la UE la que debe pensar en "una estrategia global a nivel europeo para el relanzamiento industrial", apuntan los funcionarios italianos.
Además, la situación económica no es la mejor. A nivel internacional, la incertidumbre geopolítica pesa sobre el comercio mundial, del que Italia es un importante protagonista.
A nivel europeo, el declive de la industria alemana está comprometiendo también la manufactura italiana.
Las señales son evidentes desde hace meses y los servicios ya no parecen poder garantizar una compensación suficiente para acelerar el PIB. La política del Gobierno italiano de apoyo a las rentas bajas, confirmada en la ley presupuestaria, favorece y favorecerá la estabilidad del consumo, impulsada también por las renovaciones progresivas de los contratos, subraya el Istat.
Por otro lado, sin embargo, la decisión de interrumpir el flujo de dinero público destinado a las primas de construcción, salvaguardando al mismo tiempo las arcas estatales, ha reducido drásticamente las inversiones y volverá a hacerlo el próximo año.
Las estimaciones son claras: el crecimiento de las inversiones fijas brutas pasará del 8,7% en 2023 al 0,4% en 2024. En 2025, a pesar del impulso positivo derivado de la aplicación de las medidas previstas por el PNRR y de la reducción de los intereses. Según el Instituto de Estadística, el importe de las inversiones sería igual a cero.
En resumen, como señalan las filas del Partido Demócrata, si las perspectivas se confirman, Italia volvería a alcanzar niveles de crecimiento de "punto cero", con una desaceleración respecto al +0,7% del Presupuesto de 2023. El Istat asegura que habrá un efecto positivo en los años de planificación, con impacto también en las finanzas públicas, pero aún no será suficiente para alcanzar la cifra completa el próximo año.
Además, la fase de caída de precios que durante el año llevó a Italia a la posición de país europeo con la inflación más baja está llegando a su fin, como lo demuestra el salto registrado en noviembre. Esto es suficiente para desatar la oposición. "Este gobierno me parece completamente desconectado de la realidad. Despertemos", dice el líder del M5S, Giuseppe Conte. Los demócratas hablan de un gobierno que corre el riesgo de llevar al país "directamente hacia la maniobra correctiva".
Para la mayoría, sin embargo, el panorama no parece tan preocupante. Refiriéndose a las previsiones de la OCDE, la diputada de la FdI (Hermanos de Italia, el partido de la premier Giorgia Meloni), Ylenja Lucaselli, habla de un panorama positivo, con un desempeño de la economía italiana que "supera a los de Francia y Alemania".
También porque, si se analiza el diferencial, Italia está ganando terreno: el diferencial entre BTP y Bunds ha caído por debajo de los 110 puntos, actualizando el mínimo de tres años a 108,6 puntos. "Es el único 110 que me gusta", comenta satisfecho el ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, recordando la despedida del Superbonus.
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