Dos de ellos fueron capturados en Río de Janeiro, donde, según los investigadores, formaban parte incluso del servicio de seguridad del G20. Noticia, sin embargo, desmentida por el ejército.
El general detenido es Mário Fernandes, ex secretario ejecutivo de la presidencia de la República en el gobierno del ultraconservador Jair Bolsonaro. Los otros militares pertenecían al cuerpo de los llamados 'kids pretos', las fuerzas especiales, que cuentan con solo 2.500 miembros, entrenadas para actividades guerrilleras y antiterroristas.
El grupo -según la investigación- también planeaba matar al juez del Tribunal Supremo de Brasil, Alexandre de Moraes, el magistrado que más que nadie puso en la parrilla a Bolsonaro y sus partidarios Un documento incautado durante la operación y titulado "daga verde-amarilla" revela que se deberían haber utilizado armas, bombas y veneno para los ataques, que deberían haber tenido lugar durante un acto público.
Además, según el plan, con la muerte de Lula y los otros dos objetivos, los militares habrían creado un gabinete de crisis liderado por los generales Augusto Heleno, entonces jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, y Walter Braga Netto, exministro de Defensa.
Según las reconstrucciones, el plan de ataque también fue fotocopiado por el general Fernandes dentro de una oficina del palacio presidencial de Planalto, pero Bolsonaro -al menos por el momento- no está involucrado.
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