Además, anunció la firma de 37 acuerdos bilaterales en los campos de comercio, agricultura, industria, inversión, ciencia y tecnología, comunicaciones, salud, energía, cultura, educación y turismo "a través de los cuales fortalecer nuestra cooperación para los próximos 50 años en áreas como infraestructura sostenible, transición energética, inteligencia artificial, economía digital, salud y sector aeroespacial".
En la conferencia de prensa final, Lula también anunció la decisión de elevar la asociación estratégica global entre los dos países al nivel de "Comunidad de futuro compartido para un mundo más justo y un planeta más sostenible".
"Esta visita de Estado refuerza la ambición y renueva el carácter pionero de nuestras relaciones", afirmó.
"Hemos definido nuevas sinergias entre las estrategias de desarrollo brasileñas indicadas en el programa Nueva Industria Brasil (NIB), el Plan de Aceleración del Crecimiento, el Programa de Integración Sudamericana y el Plan de Transformación Ecológica", con el socio asiático, continuó Lula.
A pesar de las expectativas chinas del día anterior, Lula decidió no unirse a la Franja y la Ruta y adoptó sólo algunas de sus directrices.
Sin embargo, el presidente anunció la creación de dos grupos de trabajo, uno sobre cooperación financiera y otro sobre desarrollo productivo y sostenible, cuyas actividades comenzarán dentro de los próximos dos meses.
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