Los datos recién actualizados son de la plataforma R4V, que reúne el esfuerzo coordinado de agencias de la ONU, incluyendo ACNUR y la Organización Mundial de Migraciones (OIM), además de decenas de ONG y los respectivos gobiernos, que le dan respuesta humanitaria a esta crisis de escala regional.
En agosto pasado la cifra total era de 7,848 millones de migrantes y venezolanos esparcidos por todo el mundo. Ya en noviembre eran 7.891 millones, de acuerdo a data actualizada por organismos oficiales en los países de acogida.
Según se desprende los informe, las cifras totales son mayores, pues no todos los registros oficiales están actualizados. Además, hay un número indeterminado de individuos por registrar en sus países de tránsito o de destino.
Brasil es el que país que concentra el mayor aumento reciente, con 41.524 personas más desde mayo pasado, para un total de 626.885 migrantes y refugiados, según la Policía Federal, que reporta una sostenida tasa de nuevas llegadas.
Argentina reporta un aumento de 2.641 nuevos registrados hasta septiembre, para un total de 165.616 personas.
"Venezuela ha experimentado una histórica ola migratoria desde 2018 que ha redibujado a América Latina y el Caribe, impulsada por la profundización de los desafíos políticos, económicos y sociales del país", señala uno de los informes de la OIM.
El número de venezolanos viviendo en el extranjero ha explotado desde 700.000 en 2015 a cerca de 7,9 millones a la fecha, con el 85% de ellos esparcidos en 17 países América Latina y el Caribe.
Aunque en la región 4,5 millones se las han arreglado para asegurarse algún status de protección, alrededor de 2,2 millones permanecen indocumentados. Esto se debe a los complicados procesos de visado y sus altos costos, señala el documento.
"Con una incierta perspectiva política y socioeconómica, la OIM estima que la mayoría de los migrantes y refugiados no tienen expectativas de regresar en el corto o mediano plazo", agrega. Entre las necesidades más críticas y apremiantes de estas familias e individuos se encuentran el acceso a empleos formales, adecuado alojamiento y protección contra la xenofobia.
Cerca de la mitad de los migrantes venezolanos enfrentan obstáculos para acceder a sistemas de salud y educación y sufren inseguridad alimentaria, reseña el plan de respuesta.
"Venezuela continúa experimentando la más significativa situación de migración y desplazamiento en la historia moderna de la región", señala la OIM.
El plan de respuesta incluye además de las agencias de la ONU, gobierno y ONG, y asociaciones civiles, voluntarios y el sector privado, para darle atención humanitaria a estas personas que siguen escapando de un país con crisis superpuestas.
Los Datos de la plataforma R4V muestran que ya -con datos de 2022- Estados Unidos era el cuarto destino de esta diáspora, con 545.000 venezolanos registrados. Pero la cifra es mucho más alta: de hecho, los venezolanos indocumentados representan desde hace tiempo la segunda nacionalidad con más capturas in fraganti -después de los mexicanos- en la frontera sur de Estados Unidos.
Han sido 648.410 en los últimos dos años fiscales terminados cada octubre, según los datos de la Patrulla Fronteriza. La mayoría de ellos se les sigue juicio migratorio bajo fianza, otra gran cantidad ha sido expulsada a México.
Este asunto cobra especial relevancia con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El tema de los migrantes ilegales, junto con el petróleo, están en el centro de las ásperas relaciones del gobierno de Nicolás Maduro con Washington.
La vasta mayoría de esta población de huidos de su propio país está en Colombia (2,81 millones) y en Perú (1,66 millones), Chile, 532.700; España, 477.000; y Ecuador, 444.800. En esos países han tenido menos problemas y han sido bien acogidos por los gobiernos, hasta ahora.
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