Dos semanas después del inicio de la agresión enemiga y un mes después de los ataques con buscapersonas y walkie-talkies, el grupo armado libanés, aún sin sucesor del líder Hasan Nasrallah asesinado por Israel, intenta restablecer el equilibrio de disuasión.
Y lo hace logrando amenazar, con drones y misiles, bases militares en Haifa, en el norte, y en Tel Aviv, en el centro del Estado judío.
Como anunció el número dos de Hezbolá, Naim Qassem, el movimiento armado pasó a una nueva fase del conflicto con el enemigo, y considera todo el territorio de Israel como un posible objetivo.
El ejército israelí, por su parte, afirmó que, en las últimas horas, capturó a al menos a tres combatientes de Hezbolá, mostrando en un video un supuesto interrogatorio a uno de ellos.
También dijo haber identificado y destruido algunos túneles y búnkeres subterráneos a lo largo de la franja fronteriza cerca de la línea de demarcación entre los dos países.
Hezbolá, entretanto, reivindicó el papel de actor de resistencia al "proyecto colonial sionista".
Y, hasta ahora, no ha confirmado ni negado la captura de uno o más de sus soldados por parte del enemigo.
Pero insistió en informar de intensos combates "cuerpo a cuerpo" a lo largo del "borde fronterizo".
El sector central, al sur de Bint Jbeil, y el sector oriental, al sur de Marjoyoun, de la línea de demarcación son las trincheras más calientes de los últimos días.
Según el grupo armado, hasta el momento 28 soldados israelíes murieron y 132 resultaron heridos en los enfrentamientos.
Se trata de cifras que no pueden verificarse de forma independiente sobre el terreno, debido también a la censura impuesta por el ejército israelí, según la cual desde el 1 de octubre hasta hoy murieron 16 soldados y 93 resultaron heridos.
Para Israel, hay casi 450 "terroristas eliminados".
Hezbolá también afirmó haber destruido tres tanques, utilizando cohetes capaces de perforar el blindaje del Merkava o, en cualquier caso, dañar sus orugas.
Esa es también la razón por la que, hasta ahora, el ejército israelí rara vez utilizó tanques.
El territorio del sur del Líbano, salvo algunas excepciones a lo largo de la carretera costera que conecta el cabo Naqura con la capital de Tiro, es un conjunto de colinas interrumpidas por valles, gargantas y barrancos.
En ese contexto, y conscientes de las amargas derrotas de la última guerra de 2006, cuando Hezbolá destruyó numerosos Merkavas, las fuerzas armadas israelíes han preferido hasta ahora llevar a cabo operaciones de ataque y fuga.
Explotando su superioridad aérea y tecnológica, y partiendo de posiciones en la Alta Galilea, el ejército israelí parece concentrado en esta fase en intentar aniquilar uno por uno los bastiones más avanzados de Hezbolá, sin permanecer por mucho tiempo en territorio libanés.
También porque los combatientes libaneses todavía parecen capaces de comunicarse a distancia entre sí y de mantener activas las conexiones entre el frente sur y la retaguardia.
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