Es muy probable que su carrera política haya llegado a su fin. Sin embargo, su impacto será difícil de igualar, ya que logró representar plenamente el rostro de un país "diferente" como es Canadá.
En este sentido, logró encarnar verdaderamente el legado de su padre, Pierre Trudeau, el ex primer ministro canadiense que dio forma y carácter a ese vasto y diverso territorio con su enfoque modernizador que, entre los años 70 y principios de los 80, puso definitivamente a Canadá "en el mapa".
Pocos habrían apostado por él cuando Justin, de joven, pasó por los típicos años de rebeldía. Pero siempre estuvo inmerso en la política: cuando era niño, durante una visita de su padre a Estados Unidos, el entonces presidente Richard Nixon predijo que sería "el futuro primer ministro de Canadá".
A los cinco años conoció por primera vez a la reina Isabel II (formalmente jefa de Estado de Canadá). Cuando la volvió a ver en Malta 40 años después, ella comentó: "Gracias por hacerme sentir tan vieja".
La figura de su padre ha sido sin duda imponente, pero también una poderosa inspiración, aunque a cierta distancia: Justin vivió con su madre Margaret después de la separación de sus padres en 1977.
En política, tradujo la cultura modernizadora de Pierre Trudeau, considerado el "padre del multiculturalismo canadiense", en un impulso liberal que le permitió ganar el apoyo de los canadienses y captar la atención internacional.
Abrazó el feminismo, acogió a los refugiados y restauró las relaciones con los pueblos indígenas. Estas fueron las líneas directrices con las que lideró al Partido Liberal desde 2013, logrando una victoria electoral espectacular en 2015 que lo llevó a ser primer ministro. También aseguró las dos elecciones posteriores.
Durante sus años al frente del gobierno de Ottawa, Trudeau logró avances significativos en la lucha contra la pobreza, obtuvo un acuerdo comercial ventajoso con Estados Unidos y México en 2016, y consiguió mantener a la mayoría de la opinión pública de su lado, incluso durante la pandemia.
Pero la popularidad comenzó a erosionarse cuando salieron a la luz sus vacaciones en lugares exóticos (como un viaje a las Bahamas en 2016 a una isla perteneciente al Aga Khan) y, sobre todo, aquellas imágenes en las que aparecía con el rostro pintado de negro durante sus primeros años como maestro.
Aunque se disculpó profusamente, estas imágenes comenzaron a socavar sus credenciales liberales, que se vieron aún más comprometidas cuando en 2022 invocó poderes de emergencia para reprimir las protestas de los camioneros.
Además, su divorcio de Sophie, su esposa durante 18 años y madre de sus tres hijos, dañó aún más su imagen "perfecta".
Sin embargo, fueron las consecuencias económicas de la pandemia, el fuerte aumento de la inmigración y el elevado costo de vida, lo que finalmente puso en jaque su liderazgo, hasta llevarlo a dar el inevitable paso atrás.
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