Bajo una tormenta de nieve, en una capital desierta, pero blindada, no solo porque la memoria del levantamiento de la insurrección del 6 de enero de 2021 está aún viva, sino también por el reciente atentado en Nueva Orleans y la explosión de un vehículo Tesla en Las Vegas, fue la vicepresidenta Kamala Harris quien declaró electos a Trump y Vance, este último presentes en el Capitolio.
Una burla para la demócrata, derrotada en noviembre, que tuvo que leer en la sesión conjunta del Congreso los votos suyos y los de su adversario, remontando así un momento doloroso de su carrera política.
"Mi victoria es un gran momento de la historia", escribió el magnate en su cuenta de la red social Truth, citando a su nuevo mejor amigo, Elon Musk, quien dijo que "si Trump no ganaba las elecciones, la civilización se habría perdido".
La ceremonia de este año se desarrolló sin contratiempos ni incidentes, en un ambiente casi surrealista, en un silencio amortiguado en marcado contraste con el ruido de las violencias desencadenadas por miles de manifestantes hace cuatro años.
Precisamente a ellos, los más de 1.500 acusados por el departamento de Justicia, el presidente electo les garantizó el indulto tan pronto como se instale de nuevo en la Casa Blanca dentro de dos semanas.
Por el momento, Trump debe pensar en sus propios problemas judiciales, como la sentencia por la condena en el caso Stormy Daniels que podría arruinar su fiesta el 10 de enero.
Los abogados del magnate apelaron la decisión del juez Juan Merchan y pidieron el aplazamiento hasta que un tribunal superior dicte sentencia invocando de nuevo la inmunidad presidencial.
En tanto, el presidente saliente, Joe Biden, quiso recordar ese día infausto cuando los partidarios del magnate intentaron bloquear su victoria tanto en un editorial del Washington Post como hablando con periodistas en la Casa Blanca.
"Lo que ha sucedido es una verdadera amenaza para la democracia. Debemos comprometernos a recordar el 6 de enero de 2021 cada año. Un día en que nuestra democracia fue puesta a prueba y prevaleció", advirtió el presidente cuando viajó a Nueva Orleans con la primera dama, Jill, para reunirse con las familias de las víctimas del ataque.
El comandante en jefe también anunció que declaró áreas protegidas, por lo tanto prohibidas a las perforaciones, más de 253 millones de hectáreas de costa, la casi totalidad de las de Estados Unidos.
Un último desafío a su sucesor, que en la campaña electoral prometió una reanudación a pleno ritmo de la extracción de hidrocarburos con el ya célebre eslogan: "drill baby, drill!".
El presidente electo reaccionó inmediatamente atacando la decisión como "una vergonzosa venganza política" y acusando a Biden de hacer la transición "lo más difícil posible con estas órdenes ejecutivas. "El pueblo estadounidense -subrayó su portavoz Karoline Leavitt - dio al presidente Trump el mandato de aumentar las perforaciones y bajar los precios del gas. No se preocupen, Joe Biden va a fracasar y nosotros vamos a perforar, baby, perforamos". Y Donald aseguró que anulará todas las medidas tomadas por su predecesor.
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