Especialmente en verano, con altas temperaturas, conviene cambiar el agua con frecuencia: al menos cada 4-5 horas. Nunca hay que llenar el recipiente para usarlo por más de 24 horas, recuerda el ISS.
Antes de llenarlo es buena idea enjuagarlo con dos o tres lavados. Si lo hacen en casa, el agua residual y el agua de lavado se pueden utilizar para la higiene del jardín o del hogar.
Hay que tener siempre en cuenta que al beber, nosotros mismos podemos contaminar el agua contenida en la botella. Por tanto, se debe prestar especial atención al uso promiscuo.
También es bueno recordar no dejar la botella de agua bajo el sol o a altas temperaturas. En ese caso, es recomendable guardarla dentro de una bolsa térmica.
Si es posible, es mejor utilizar una botella de agua térmica, que está diseñada para mantener el agua fría por más tiempo.
Se debe prestar especial atención a la higiene de la botella de agua. Debe lavarse una vez al día con un limpiador de plástico y un detergente para platos normal y enjuagarse con agua corriente fresca.
No hay que subestimar la limpieza de tapones y precintos: son las partes que más están en contacto con el cuello de la botella donde apoyamos los labios durante su uso. Por tanto, es necesario lavarlos periódicamente (al menos una vez por semana), preferiblemente en el lavavajillas o con un detergente lavavajillas normal, y enjuagarlos con agua corriente fresca.
Finalmente, para eliminar los olores que se pueden formar con el tiempo, simplemente se vierte agua caliente y una cucharadita de bicarbonato en la botella; se cierra, se agita y se deja reposar unas horas (mejor toda la noche); luego se debe vaciar y enjuagar con agua corriente fresca.
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