Y para que puedan hacerlo de manera efectiva, es necesario aumentar el personal y prever una 'Reserva Operativa', de modo que puedan "hacer frente a crisis y/o conflictos prolongados", en momentos en que llegada de Donald Trump a la Casa Blanca siembra dudas sobre el apoyo militar a Ucrania.
Esta es la línea expresada por el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, ante la comisión de Asuntos Exteriores y Defensa del Senado.
El subsecretario Alfredo Mantovano, a cargo de la seguridad de la República, dice que nada cambia con Trump: "Italia hará ni más ni menos lo que ha hecho hasta ahora en coordinación con todos los aliados, empezando por Estados Unidos, para permitir a Ucrania proteger sus territorios, sus habitantes y sus fronteras".
Crosetto presentó el Documento Programático Plurianual 2024-2026, que prevé un compromiso financiero de unos 28.500 millones de euros. Entre las novedades se encuentra la compra de otros 25 cazas F35, sumando un total de 115.
Según el ministro, es necesario aumentar los esfuerzos. Y "la primera acción a implementar, ya inaplazable, es el incremento de los recursos de personal", superando el modelo Di Paola de 2012 con 150.000 militares.
Además, es necesario prever una "Reserva Operativa" para hacer frente a crisis y/o conflictos prolongados, acompañada de formas de reclutamiento de profesionales cualificados; una especie de 'Reserva Especializada', indispensable en sectores de alto contenido tecnológico y ocuparse de Computación Cuántica e inteligencia artificial".
Las fuerzas armadas deben tener la "capacidad de defender al Estado, previniendo actos hostiles contra nosotros y contra las alianzas de las que formamos parte", subrayó el ministro.
La amenaza puede ser convencional, como la que ha renacido con la agresión rusa a Ucrania. O bien puede llegar desde el cielo, como se ve en Medio Orirente, "que nos ha mostrado la importancia de poseer stocks adecuados y capacidades de defensa aérea y antimisiles, para soportar ataques masivos y repetidos".
"Debemos preguntarnos: ¿cuál habría sido nuestra capacidad de respuesta ante ataques similares a los que ha sufrido Israel en los últimos meses?", indagó Crosetto.
Italia, según el titular de Defensa, Crosetto, debe dar un salto de calidad, teniendo en cuenta que, con la administración Trump, volverán a surgir escenarios de retirada estadounidense y solicitudes a los países europeos para que se hagan cargo de los gastos del sector.
"Estamos aún lejos -observa- del objetivo del 2% de gasto militar sobre el PIB fijado por la OTAN. Este año estamos en el 1,54%, que se convertirá en el 1,57% en 2025 y el 1,61% en 2027, mientras que muchos ya hablan abiertamente de un 2,5-3%", destacó.
El deseo es siempre el de excluir el gasto militar del Pacto de Estabilidad, pero añade que "también hay que estudiar mecanismos de emisión de deuda para apoyar las asignaciones, quizás con respaldo europeo, de modo que cualquier impacto nacional sea neutro".
Sobre un nuevo decreto para el envío de armas a Ucrania, Crosetto no se pronunció hoy, pero el Documento Programático señala que "el compromiso de Italia con el apoyo a las autoridades ucranianas" no se ha correspondido con "una afluencia adecuada de recursos para reponer las Fuerzas Armadas".
Los arsenales nacionales, en otras palabras, han sido considerablemente mermados tras nueve envíos de armamento en dos años y medio de conflicto.
Ayer, en su conversación telefónica con Trump, la primera ministra Giorgia Meloni acordó trabajar en estrecha coordinación "en todos los principales asuntos internacionales, comenzando por la guerra en Ucrania y la crisis en Medio Oriente".
Todavía se están evaluando las opciones para un nuevo decreto pro-Kiev que se promulgaría antes de la investidura de Trump en febrero.
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