Del informe del Centro de Estudios en Inversiones Sociales emerge una sociedad italiana inquieta y en profundo cambio.
Nunca como antes la brújula de la política local ha estado tan ligada al tablero internacional: para el 49,6% de los italianos el futuro estará condicionado por el cambio climático y las catástrofes atmosféricas, pero para el 46% también lo estará por la guerra en Medio Oriente y el riesgo de crisis económicas y financieras globales.
Luego está el capítulo de los migrantes: "las cuestiones identitarias tienden a reemplazar las demandas de las clases sociales tradicionales y asumen una centralidad inédita en la dialéctica socio-política", sostiene el informe.
Tanto es así que "el 57,4% de los italianos se siente amenazado por quienes desean arraigar en el país país normas y costumbres contrarias al estilo de vida italiano consolidado, como, por ejemplo, la separación de hombres y mujeres en los espacios públicos o el velo integral islámico".
Pero no es todo; también hay un 38,3% que se siente amenazado por quienes quieren facilitar la entrada de migrantes en el país y un 29,3% percibe como enemigo a quien promueve una concepción de la familia divergente de la tradicional.
Según los autores del estudio, estas diferencias pueden transformarse "en fracturas que podrían degenerar en un conflicto abierto". De manera similar, se subraya que el 29,3% de los italianos "percibe como enemigo a quien tiene una concepción de la familia diferente de la tradicional".
Sin embargo, "en los últimos diez años se han integrado casi 1,5 millones de nuevos ciudadanos italianos que antes eran extranjeros".
En este contexto, puede sorprender que Italia se posicione en el primer lugar entre todos los países de la UE en cuanto a la cantidad de ciudadanías concedidas (213.567 en 2023), un número mucho más alto que las aproximadamente 181.000 de España, las 166.000 de Alemania, las 114.000 de Francia y las 92.000 de Suecia.
Además, se recuerda que en 2022 las ciudadanías otorgadas representaron el 21,6% de todas las registradas en los países de la UE (alrededor de 1 millón); y el país también ocupa el primer lugar en el total acumulado en la última década, con un crecimiento de 112,2% entre 2013 y 2022.
En cuanto a la educación, o lo que los críticos llaman "la fábrica de los ignorantes", se destaca que la falta de conocimientos básicos "hace que los ciudadanos estén más desorientados y vulnerables".
En términos de aprendizaje, no alcanzarían el objetivo deseado en lengua italiana el 24,5% de los estudiantes al finalizar el ciclo de primaria, el 39,9% en el tercer año de la secundaria y el 43,5% al último año de secundaria (dato que en las escuelas profesionales se dispara al 80%).
También se analiza el "divorcio" entre ciudades y zonas rurales, especialmente en términos de servicios (públicos y privados): si en promedio en Italia las familias tienen dificultades para llegar a una farmacia (13,8%, equivalente a 3,6 millones) o acceder a una sala de emergencias (50,8%, aproximadamente 13 millones), en el caso de los municipios con menos de 2.000 habitantes, las dificultades afectan respectivamente al 19,8% y al 68,6% de los hogares.
Finalmente, sobre el estado de bienestar, según el Censis, entre 2013 y 2023 se registró un aumento real del 23% en el gasto sanitario privado per cápita, que en el último año ascendió a más de 44.000 millones de euros.
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