La alarma la ha dado la organización humanitaria Cesvi -una ONG italiana, fundada en 1985 y que cuenta con unas 30 oficinas en todo el mundo-, que en una nota subraya cómo este año se ha caracterizado por una dramática paradoja: "ante 300 millones de personas al borde de la supervivencia, es cada vez más difícil y peligroso para los trabajadores humanitarios llevar ayuda".
Actualmente, hay 56 conflictos armados activos en el mundo, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial, y desde enero de 2024 hasta hoy se han producido más de 100 catástrofes naturales relacionadas con el clima, una cada tres días, escribe Cesvi.
La ONG subraya que "es en "este panorama alarmante es que los trabajadores humanitarios trabajan en primera línea todos los días para ayudar a la población - en 2024 ya han llegado a al menos 116 millones de personas - exponiéndose a riesgos cada vez mayores para su propia seguridad".
"En el año en curso, 283 trabajadores humanitarios ya han muerto en el terreno, más del doble que hace cinco años y cuatro veces el número de víctimas registradas hace veinte años (56)", afirma Stefano Piziali, director general de Cesvi.
En 2024, la guerra en Gaza fue la principal causa de víctimas: al menos 178 trabajadores humanitarios murieron, mientras que 25 murieron en Sudán y 11 en Ucrania.
"En muchas situaciones, como en Gaza, donde Cesvi está presente desde 1994, el acceso a la ayuda está ahora seriamente comprometido: los corredores humanitarios a menudo permanecen bloqueados y los convoyes no pueden llegar a las poblaciones en dificultades. Los operadores locales también viven en una situación de doble vulnerabilidad: ellos mismos están desplazados, pero también son responsables de las intervenciones de ayuda", continúa Piziali.
Y añade que "también se dan situaciones muy peligrosas en Ucrania, donde las zonas cercanas al frente son objeto de continuos ataques" "La población civil, así como los trabajadores humanitarios, se ven obligados a pasar largas horas en búnkeres para protegerse de los bombardeos", graficó y resaltó que Ucrania fue el país más violento, con más de 37.303 muertes. En el primer semestre de 2024, murieron tres personas por cada nuevo nacimiento.
Por otro lado, el Cuerno de Africa se vio duramente afectado por una prolongada sequía durante 2024, que provocó una hambruna generalizada y desplazamientos masivos.
En Etiopía, Kenia y Somalia, 23 millones de personas viven en condiciones de grave inseguridad alimentaria y enfrentan escasez de alimentos y agua potable. "Alrededor de 8,25 millones de personas en Somalia necesitan urgentemente ayuda humanitaria y millones de niños corren el riesgo de sufrir desnutrición grave. Además, tras la sequía más larga de los últimos 40 años, debido a inundaciones repentinas, miles de familias ya desplazadas en el sur del país se vieron obligadas a abandonarlo todo nuevamente", concluye Piziali.
Cesvi en ese país se ocupa del cuidado y nutrición de recién nacidos y madres, mediante la administración de terapias nutricionales que salvan vidas.
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