Es con esta convicción que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; la premier italiana, Giorgia Meloni, y el premier de Países Bajos, Martk Rutte, aterrizarán en Túnez este domingo por la mañana para una reunión crucial para la estabilidad del Mediterráneo, con el presidente Kais Saied.
Dos primeros ministros y la presidente de la Comisión, con
un objetivo: sacar provecho de la plena cooperación de Túnez en
materia de inmigrantes. Aunque, no será fácil. De hecho, será
muy difícil.
Empero, los tres líderes europeos tienen una doble apuesta
que jugar: un paquete de inversiones que se ponga en marcha
rápidamente y el trabajo diplomático para desbloquear la ayuda
de 1.900 millones de dólares que el Fondo Monetario
Internacional, ante la resistencia de Saied a las reformas, que
lo tiene estancado
En Bruselas, para dar título al trío que viajará al palacio
presidencial de Cartago, utilizaron el término "Team Europe"
(Equipo europa). De hecho, el dossier tunecino es más que nunca
una prioridad en las mesas europeas. El acuerdo sobre el nuevo
Pacto sobre migración y asilo firmado en Luxemburgo, además de
ser ya bastante precario, tiene un punto clave dentro: la
posibilidad de repatriar a los migrantes no solo a sus países de
origen sino también a países de tránsito "seguros".
El sí de Saied sería un punto de inflexión para la
sollozante estrategia de repatriación de la UE. Y para Italia,
país por excelencia de primer puerto de escala para los que
zarpan de Túnez, el éxito sería doble.
La misión del domingo, acordada al margen de la cumbre de
la Comunidad Política Europea la semana pasada, representa un
claro paso adelante para Meloni. Roma fue la primera en llevar
el expediente tunecino a las mesas de Bruselas, explicando que
una crisis económica y política en el país tendría consecuencias
muy graves sobre la migración. La misión europea demuestra que
la primera ministra fue escuchada.
Meloni volverá a Túnez tan solo cinco días después de su
primer encuentro con Saied. Junto con Von der Leyen y Rutte,
esbozará un paquete de apoyo para el presidente Saied que
abarcará desde inversiones locales de empresas europeas hasta la
lucha contra el tráfico ilegal de inmigrantes, hasta la
cooperación energética. En este último punto, las relaciones
entre Roma y Túnez ya han dado un salto adelante, con el
proyecto del interconector eléctrico Elmed, cuya instalación
correrá a cargo de la italiana Terna.
Luego está el tema de la ayuda del FMI, más cuesta arriba
que nunca. Pero si hasta hace un par de meses la UE explicaba
que solo daría su apoyo tras un acuerdo entre Túnez y el Fondo,
ahora la estrategia podría cambiar y ver a Bruselas actuar de
forma independiente.
Italia se está moviendo en varios frentes. Desde el domingo,
el canciller Antonio Tajani estará en misión en Estados Unidos y
el dossier tunecino estará entre los temas prioritarios. El
canciller mantendrá conversaciones bilaterales con la directora
general del FMI, Kristalina Georgieva, a quien reiterará la
urgencia de un acuerdo con Túnez.
Por supuesto, del otro lado está Kais Saied y las
acusaciones, en Túnez y más allá, del giro autoritario en el
país. Un punto de inflexión que culminó con la detención en
abril de Rached Ghannouchi, líder del partido islámico Ennhahda.
El presidente tunecino no es hombre fácil y, en los últimos
días, ya ha dicho "no" a cualquier "dikitat del exterior". En el
encuentro de Cartago, sin embargo, no se descarta que Von der
Leyen plantee uno de los principales temas en las relaciones con
Túnez, el de la protección de los derechos de los migrantes
varados en el país norteafricano.
No es casualidad que el Observatorio Tunecino de
Migraciones haya subrayado recientemente el compromiso del
gobierno con el tema de los derechos y la alineación con el
derecho internacional. Pero, sobre el trato a los inmigrantes,
las acusaciones ya se están acumulando en Italia y en Europa.
"Túnez y Libia son regímenes autoritarios, basta de propaganda
cínica", subrayó el secretario de la Izquierda italiana, Nicola
Fratoianni.
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