Dos primeros ministros y la presidente de la Comisión, con un objetivo: sacar provecho de la plena cooperación de Túnez en materia de inmigrantes. Aunque, no será fácil. De hecho, será muy difícil.
Empero, los tres líderes europeos tienen una doble apuesta que jugar: un paquete de inversiones que se ponga en marcha rápidamente y el trabajo diplomático para desbloquear la ayuda de 1.900 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional, ante la resistencia de Saied a las reformas, que lo tiene estancado En Bruselas, para dar título al trío que viajará al palacio presidencial de Cartago, utilizaron el término "Team Europe" (Equipo europa). De hecho, el dossier tunecino es más que nunca una prioridad en las mesas europeas. El acuerdo sobre el nuevo Pacto sobre migración y asilo firmado en Luxemburgo, además de ser ya bastante precario, tiene un punto clave dentro: la posibilidad de repatriar a los migrantes no solo a sus países de origen sino también a países de tránsito "seguros".
El sí de Saied sería un punto de inflexión para la sollozante estrategia de repatriación de la UE. Y para Italia, país por excelencia de primer puerto de escala para los que zarpan de Túnez, el éxito sería doble.
La misión del domingo, acordada al margen de la cumbre de la Comunidad Política Europea la semana pasada, representa un claro paso adelante para Meloni. Roma fue la primera en llevar el expediente tunecino a las mesas de Bruselas, explicando que una crisis económica y política en el país tendría consecuencias muy graves sobre la migración. La misión europea demuestra que la primera ministra fue escuchada.
Meloni volverá a Túnez tan solo cinco días después de su primer encuentro con Saied. Junto con Von der Leyen y Rutte, esbozará un paquete de apoyo para el presidente Saied que abarcará desde inversiones locales de empresas europeas hasta la lucha contra el tráfico ilegal de inmigrantes, hasta la cooperación energética. En este último punto, las relaciones entre Roma y Túnez ya han dado un salto adelante, con el proyecto del interconector eléctrico Elmed, cuya instalación correrá a cargo de la italiana Terna.
Luego está el tema de la ayuda del FMI, más cuesta arriba que nunca. Pero si hasta hace un par de meses la UE explicaba que solo daría su apoyo tras un acuerdo entre Túnez y el Fondo, ahora la estrategia podría cambiar y ver a Bruselas actuar de forma independiente.
Italia se está moviendo en varios frentes. Desde el domingo, el canciller Antonio Tajani estará en misión en Estados Unidos y el dossier tunecino estará entre los temas prioritarios. El canciller mantendrá conversaciones bilaterales con la directora general del FMI, Kristalina Georgieva, a quien reiterará la urgencia de un acuerdo con Túnez.
Por supuesto, del otro lado está Kais Saied y las acusaciones, en Túnez y más allá, del giro autoritario en el país. Un punto de inflexión que culminó con la detención en abril de Rached Ghannouchi, líder del partido islámico Ennhahda.
El presidente tunecino no es hombre fácil y, en los últimos días, ya ha dicho "no" a cualquier "dikitat del exterior". En el encuentro de Cartago, sin embargo, no se descarta que Von der Leyen plantee uno de los principales temas en las relaciones con Túnez, el de la protección de los derechos de los migrantes varados en el país norteafricano.
No es casualidad que el Observatorio Tunecino de Migraciones haya subrayado recientemente el compromiso del gobierno con el tema de los derechos y la alineación con el derecho internacional. Pero, sobre el trato a los inmigrantes, las acusaciones ya se están acumulando en Italia y en Europa.
"Túnez y Libia son regímenes autoritarios, basta de propaganda cínica", subrayó el secretario de la Izquierda italiana, Nicola Fratoianni.
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