Sin embargo, al confirmar la elección de la administración Biden, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, se apresuró a señalar que las suministradas por Estados Unidos serán "minas antipersonales no persistentes".
Las minas "no persistentes" estadounidenses se diferencian de las utilizadas por los rusos hasta ahora en la guerra porque se vuelven inertes después de un período de tiempo determinado y requieren energía de baterías para detonar, según declaró un funcionario de defensa estadounidense.
Las autoridades estadounidenses no han descrito específicamente el tipo de bombas, pero según el portal de información ucraniano Defense Express todo hace pensar que las que lleguen a Ucrania serán los sistemas de proyectiles Adam (munición de artillería de negación de área), parte de la misma familia de armas de los más de 60.000 proyectiles Raam recibidos en agosto desde Ucrania y equipados con minas antitanque M741 y M718.
Según Defense Express, un solo proyectil Adam tiene un alcance de hasta 17,6 km cuando se dispara desde un sistema de artillería tipo M109 y dispersa minas a hasta 600 metros del punto de mira.
Las que llevan los proyectiles Adam son las minas antipersonal de larga duración M67 y las minas antipersonal de corta duración M72, con un tiempo de autodestrucción fijado en el momento de su fabricación en 4 o 48 horas respectivamente.
Una vez aterrizada, la mina lanza siete "cables trampa" capaces de detonar el dispositivo, que sólo puede detonarse mediante una corriente eléctrica. Si la carga de la batería cae por debajo de un nivel preestablecido, la mina se autodestruye.
E incluso si no se autodestruye, la batería se descargará completamente después de 14 días, dejando el dispositivo inactivo.
A pesar de las garantías dadas sobre el carácter "no persistente" de estos explosivos, la Cruz Roja Internacional denuncia desde hace tiempo que incluso las minas "inteligentes" "ponen en peligro indiscriminadamente a los civiles".
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