Pero son tantos en pensar que detrás figura en realidad la voluntad de atacar al disidente que rápidamente alineó contra la guerra en Ucrania.
Y por ello se halla injustamente tras las rejas para purgar una condena de siete años infligida en 2022: la primera emitida sobre la base de la tristemente célebre Ley Mordaza que prevé hasta 15 años de cárcel a quien critique la agresión armada ordenada por Putin. Es que hoy expresó todavía su indignación ante los jueces del tribunal militar de Vladimir que lo condenaron. "Basta de asesinar. Detengamos la guerra", rezaba un cartel que el disidente mostró en la aula judicial al comienzo del proceso.
La noticia de la nueva condena fue inmediatamente recogida por los medios de comunicación rusos y luego por los principales periódicos internacionales. Moscú acusa a Gorinov de haber "justificado" los ataques al puente de Crimea y las acciones del batallón ucraniano Azov, definido como una "organización terrorista" por el Kremlin. Según se informa, los cargos se basan en una conversación entre Gorinov y otros reclusos que tuvo lugar en una clínica del sistema penitenciario. Una conversación quizás grabada en secreto por uno de los prisioneros, pero que de acuerdo con la defensa no contenía nada que pudiera desencadenar tales imputaciones.
Gorinov, de 63 años, no dejó de criticar la invasión de Ucrania. Hoy el opositor calificó el conflicto en Ucrania de "masacre innecesaria y sangrienta". "Si de algo soy culpable es de que yo, como ciudadano de este país, he permitido que esta guerra continuase. No pude detenerla",expresó Gorinov ante el tribunal. Palabras en sintonía con las pronunciadas hace dos años y medio por el concejal municipal del distrito Krasnoselsky de Moscú, cuando dijo no a un concurso de dibujo para niños, denunciando que en ese preciso momento estaban muriendo niños en Ucrania a causa de la guerra.
Y por ese discurso en la asamblea, Gorinov fue condenado injustamente a siete años. La nueva sentencia alarga su encarcelamiento y exige su traslado a una prisión más severa. Un elemento que no puede dejar de suscitar serias preocupaciones.
De hecho, Amnistía Internacional (AI) informa que, a pesar de sus problemas de salud, en los últimos años el hombre fue encerrado a menudo en régimen de aislamiento o incluso obligado a palear nieve.
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