Asimismo, la Asamblea Nacional (RN) de Marine Le Pen confirmó que votará junto con la izquierda para derrocar al gobierno.
Barnier, al exponer ante el parlamento de París, anunció el uso del instrumento extremo, el artículo 49.3 de la Constitución, que permite la adopción de una ley sin pasar por la votación de la Asamblea Nacional, para poner en vigencia en el Presupuesto Nacional de 2025 el proyecto de Bienestar Social (Budget de la Sécurité Sociale) duramente cuestionado por la oposición.
"Los franceses no nos perdonarían que prefiriéramos intereses particulares al futuro de la nación", declaró Barnier.
"Hemos llegado al momento de la verdad que sitúa a cada uno ante sus propias responsabilidades", añadió el jefe de Gobierno.
Barnier se ha comprometido a renunciar a la suspensión prevista de los reembolsos de algunos medicamentos, prevista en el plan presupuestario de bienestar social para 2025, aceptando así otra de las exigencias impuestas por la Asamblea Nacional de Marine Le Pen para evitar la caída del ejecutivo.
Ante la inminente amenaza de censura (el llamado voto de desconfianza) sobre el presupuesto social de 2025, Barnier evocó el tema de los medicamentos, una de las "líneas rojas" de la Asamblea Nacional durante la conversación telefónica que mantuvo con Le Pen.
En una Francia desgastada por el conflicto político, el presidente de RN, Jordan Bardella, había confirmado poco antes que, "salvo un milagro de última hora", el partido de extrema derecha votará junto con la oposición de izquierda para derribar el gobierno. En los últimos días, Barnier ya había atendido una de las principales peticiones del partido lepenista, renunciando al aumento del impuesto a la electricidad previsto en el paquete financiero.
'La Asamblea Nacional - afirmó Bardella - activará el mecanismo de votación del arma de la censura, salvo, por supuesto, un milagro de última hora, si Michel Barnier revisara sus intenciones (sobre el presupuesto vinculada a la asistencia social) antes de las 15 horas de hoy. Pero tengo pocas esperanzas de que la gracia lo toque", dijo Bardella.
Tras el anuncio de Bardella, la portavoz del Gobierno, Maud Bregeon, afirmó que el ejecutivo sigue "abierto al diálogo" con RN, pero subrayó, sin embargo, que para llegar a un compromiso "se necesitan dos", insinuando que podría cambiar su posición sobre la suspensión del reembolso de algunos medicamentos, una de las llamadas "líneas rojas" impuestas al gobierno por el partido de extrema derecha.
"Lo mejor es que el país tenga un presupuesto y no caiga en la incertidumbre", declaró Bregeon, y añadió que "todo miembro" de la izquierda o del Rassemblement National que votará sobre la moción de censura (no confianza) '' tendrá que rendir cuentas ante su electorado".
Según fuentes oficiales citadas por los medios locales, Barnier y Le Pen hablaron por teléfono sobre la crisis política que amenaza con desbordar al actual ejecutivo. Poco más de dos meses después de asumir el cargo, el gobierno de Barnier está más en juego que nunca, amenazado por el riesgo de que Le Pen combine sus votos con los de la izquierda para derribarlo esta semana.
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