El índice Ttf, principal mercado virtual de referencia para el comercio de gas en Europa con sede en Ámsterdam, muestra toda la volatilidad de este rally, especialmente en lo que respecta a los conflictos internacionales.
La interrupción del suministro ruso a Ucrania no preocupa demasiado a Italia, que ya recibió algo más de cinco millones de metros cúbicos de metano de Moscú de un total de unos 60 importados.
Es sobre todo de África, en el centro del plan Mattei que el gobierno Meloni quería para una mayor colaboración con el continente, de donde llega la mayor parte del gas, la mayor parte de Argelia (más de 20 millones) hasta Mazara en Vallo ( Trapani), terminal italiana del gasoducto Transmed. Luego está Azerbaiyán (poco más de 10 millones) desde donde el gas llega por tubería a Melendugno (Lecce), la terminal italiana de TAP.
Libia está conectada con Gela (Caltanissetta) a través de Greenstream. Con la diversificación de suministros planteada por el gobierno italiano tras el cese de las importaciones de gas procedente de Rusia decidido en 2022, hay GNL que llega por barco desde Argelia y también desde Egipto, Qatar y Estados Unidos.
Y con diez puntos de llegada, incluidos regasificadores -en Cavarzere (Rovigo), Piombino (Livorno) y Panigaglia (La Spezia)- que transforman el país en un auténtico hub gasista europeo, que presta servicio a Austria, Baviera y Hungría, en sustitución de Rusia.
En cuanto al metano, el Ministro de Medio Ambiente y Seguridad Energética, Gilberto Pichetto, explicó que el objetivo de Italia es alcanzar entre 30.000 y 35.000 millones de metros cúbicos de gas natural licuado al año, con la construcción de dos buques regasificadores en Piombino y Rávena y otras dos plantas, en Gioia Tauro en Calabria y Porto Torres en Cerdeña.
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