Comienza el proceso de renacimiento de la encantadora fortaleza aragonesa de Le Castella. La intervención extraordinaria para restaurar los recorridos internos del Castillo ha finalizado y desde el sábado ya es posible visitar la espectacular zona del Borgo, el característico pequeño pueblo amurallado en el sector sureste del Castillo, con su pequeña iglesia, tiendas y vistas impresionantes al mar Jónico. Calabria esconde bellezas de inmenso valor y una de esas es la pequeña fracción de Le Castella, ubicada dentro del µrea Natural Marina Protegida de Capo Rizzuto, en la zona de Crotone. Como su nombre indica, la pequeña ciudad se caracteriza por la presencia de un castillo en el mar y su historia comienza desde muy, muy lejos. Los orígenes de Le Castella, como muchos otros pueblos de Calabria, son muy remotos. El área se encuentra en uno de los tres Japigi, o más bien los promontorios de Isola di Capo Rizzuto, Capo Cimiti y, precisamente, Le Castella. El nombre Japigio deriva de los pueblos que colonizaron esas costas, o los Japigi. No se sabe mucho sobre estos y sus orígenes todavía se debaten en la actualidad. Posteriormente, los griegos la conquistaron, construyendo una primera fortaleza en la costa y en las otras pequeñas islas no muy lejanas que ahora están sumergidas. En uno de estos, según una leyenda, vivió Calipso, la ninfa que se enamoró de Ulises. Y es precisamente aquí donde la diosa mantuvo al héroe aqueo durante siete años completos en su viaje de regreso. "Estamos reabriendo una zona encantadora, que estuvo cerrada al público durante mucho tiempo", afirma Filippo Demma, director de los parques arqueológicos de Crotone y Sibari, instituto al que se ha confiado la responsabilidad del monumento desde hace algunos meses. "Pero esto es solo un adelanto, de hecho, se están entregando los proyectos ejecutivos relativos a diversas intervenciones de restauración, refacción e ingeniería vegetal, financiados por fondos del PNRR y del Ministerio de Cultura y de los parques arqueológicos de Crotone y Sibari, que pronto nos permitirán devolver al público un monumento totalmente utilizable y accesible", añade. El islote sobre el que se levanta la fortaleza de Le Castella está situado en el extremo oriental del golfo de Squillace, en el contexto medioambiental de importante valor naturalista del µrea Marina Protegida. Conectado a la costa por una delgada franja de tierra, crea una sugerente simbiosis escenográfica entre arquitectura construida y arquitectura natural. La fortaleza habría sido construida en una posición estratégica para controlar todo el golfo de Squillace. Las excavaciones arqueológicas han demostrado la presencia de un pequeño asentamiento en la época protohistórica y, sobre todo, han puesto de relieve restos de imponentes murallas en bloques paralelepípedos dispuestos en forma de damero, que datan de la segunda mitad del siglo IV a.C., que debieron integrar un antiguo sistema de fortificación militar que probablemente dependía de la cercana Kroton. El núcleo original de la fortaleza actual, sin embargo, se remonta a la época angevina, de la que se remonta la enorme torre cilíndrica que hoy domina con su grandeza el complejo de la fortaleza. En torno a ella se desarrolló toda la arquitectura fortificada que, a partir del siglo XIV, siguió los acontecimientos del reino de Nápoles. Pero es durante el dominio aragonés cuando la fortaleza tomó su forma actual gracias a importantes obras de renovación iniciadas por el rey Alfonso II de Nápoles y luego pasó a manos de Andrea Carafa, conde de Santa Severina, quien entre 1510 y 1526 hizo construir, según costumbres constructivas españolas, los potentes baluartes cuadrangulares apisonados con el fin de incrementar la capacidad defensiva del señorío.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA