"Contenta y emocionada", se dijo Paola Egonu, estrella de la selección italiana de voleibol, a dos días del estreno en un nuevo Juego Olímpico en el que buscará revancha tras la eliminación en cuartos de final de la "azzurra" en Tokio 2021 frente a Serbia, que luego conquistó el bronce. Mucha agua corrió desde aquella edición hasta llegar a esta, con una Egonu que pasó por altos y bajos, que renunció al combinado nacional y luego regresó y que enfrentó controversias políticas y hasta judiciales relacionadas con su "italianidad" (sus padres son nigerianos) y polémicas por su preferencia por parejas del mismo sexo.
Hoy, a los 25 años, Egonu es un ícono del deporte italiano y se enfoca sólo en jugar porque -confiesa- "no veo la hora de que comiencen los Juegos" para ir en busca del sueño de lograr una medalla tras la reciente consagración de Italia en la Nations League, un torneo que -dice- "sirvió para entender qué es lo que debemos mejorar".
Al comparar estos Juegos de París con aquellos de Tokio, la voleibolista admite: "Tengo más temporadas disputadas, más conciencia y una mentalidad distinta, pero el mismo deseo de ganar de siempre", al explicar que siente "muy afortunada de poder disputar una nueva edición y poder vivir este momento único".
Al igual que el entrenador argentino Julio Velasco, Egonu elude el mote de favorita que muchos pretenden endosarle a Italia tras su consagración en la Nations League y asegura: "No creo que lo seamos" y confiesa: "Nuestro objetivo es pensar pelota a pelota y partido a partido y enfocarnos en el presente", como recomienda el técnico.
Egonu dice sentirse cómoda con el hombre que llevó a la selección italiana masculina a conquistar la medalla de plata en los Juegos de Atlanta 96, a seis consagraciones en la Liga Mundial y a ganar dos Mundiales: "Su idea apunta a tomar lo mejor da cada una de nosotras y volcarlo en su sistema de juego.
El clima en el equipo es muy bueno y tenemos un diálogo abierto con él, como debe ser".
"Cada una de nosotras quiere hacer las cosas bien porque trabajamos duro para llegar hasta aquí y todas nos sacrificamos.
Por eso es importante mantener el foco en el objetivo y dejar de lado las cuestiones secundarias", aconsejó.
Una de las grandes emociones que vivió Egonu en París fue encontrarse con el presidente de la República, Sergio Mattarella: "Siempre es un honor estrechar su mano. No logré intercambiar palabra con él, pero sé que siempre nos apoya y estoy muy agradecida. Es una alegría y un placer saber que se divierte viéndonos jugar".
Párrafo aparte para una de las grandes ausencias italianas en estos Juegos: el tenista Jannik Sinner, número uno del mundo, quien como consecuencia de una amigdalitis debió desertar de la cita en la que era uno de los grandes candidatos a sumar medalla.
"La salud siempre es lo más importante para todo ser humano y si los médicos le aconsejaron preservarse hizo bien en no venir. Yo hubiese hecho lo mismo que él porque la vida es una sola", resumió Egonu.
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