En vísperas de la toma de posesión de Donald Trump en la Casa Blanca, y en un escenario de conflictos e incertidumbre geopolítica, el G20 en Río expresó hoy un claro rechazo a la receta de aranceles y proteccionismo del magnate estadounidense.
Una cumbre que el presidente chino, Xi Jinping, ha utilizado para buscar nueva influencia entre los aliados de Washington en Europa y Sudamérica y establecer un escudo contra las agresivas políticas comerciales prometidas por el Trump 2.0.
Una tesitura, la de Xi, que ha encontrado la disponibilidad de numerosos interlocutores, desde Olaf Sholz hasta Emmanuel Macron, de Javier Milei a Inacio Lula da Silva, dado que las indicaciones del presidente electo no solo amenazan con imponer aranceles del 60% a las mercancías procedentes del Dragón, sino también a los bienes provenientes del resto del mundo con aranceles del 10 o 20%, en un resurgimiento de las medidas que ya afectaron al acero y al aluminio en la Unión Europea durante la primera administración Trump.
Y ante esto, los 27 intentan hacer más competitivas sus economías, en un "gran desafío", como lo definió la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, mientras el acuerdo de libre comercio UE-Mercosur parece nuevamente más lejano.
Para permitir que "el comercio y la inversión desarrollen todo su potencial y actúen como motores del crecimiento y la prosperidad mundiales", afirmaron los líderes del G20 en su comunicado final, "necesitamos un sistema comercial multilateral basado en normas, no discriminatorio, justo, abierto e inclusivo, sostenible y transparente, cuyo núcleo sea la Organización Mundial del Comercio (OMC)".
Una arquitectura con "igualdad de condiciones y competencia leal, en consonancia con las normas de la OMC". En definitiva, un manifiesto contra la deriva trumpiana.
Pero más allá de las declaraciones, los líderes también se comprometieron de forma más pragmática en una ronda de encuentros bilaterales, especialmente el hiperactivo Xi, decidido a tomar medidas frente a las crecientes preocupaciones por las políticas estadounidenses.
Al canciller alemán, Olaf Scholz, los chinos le pidieron ayuda a Bruselas para deshacer cuanto antes el nudo de los aranceles sobre los coches electrónicos fabricados en China, asegurando que China "está dispuesta a trabajar con Alemania para consolidar la asociación estratégica global".
Con el francés Emmanuel Macron compartió el deseo de ver "una paz duradera en Ucrania", mientras que con el argentino Javier Milei -quien, en una foto publicada en la red social X, claramente destacó la distancia con Lula y "los comunistas" y su abrazo con Trump- el mandarín "abordó cuestiones relevantes para las relaciones bilaterales, incluida la cooperación constructiva y la ampliación de las relaciones comerciales".
Luego, por la tarde, Xi vio al presidente brasileño en la capital. A diferencia del protocolo habitual, según el cual las visitas de los dirigentes a Lula da Silva tienen lugar en el Palacio de Planalto, esta vez, a petición de la seguridad de Pekín, la reunión se celebró en la residencia oficial de Alvorada.
Una oportunidad para firmar acuerdos bilaterales, memorandos y acuerdos de cooperación con los miembros del club BRICS en diversos sectores, como la industria automotriz, la agricultura, el comercio y la industria.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA