Efectivamente, la propuesta unitaria de la izquierda, que sorprendentemente presentó para el cargo de premier el nombre de una alta funcionaria de la Comuna de París Lucie Castets, endureció al Elíseo.
"No es una cuestión de nombres, se necesita constituir una mayoría sólida": ésa es la posición del presidente Macron, quien, sin embargo, apareció desconcertado por la propuesta confeccionada por el Frente Popular, mientras estaba por aparecer en directo en TV tras semanas de negociaciones.
Y la rechazó, sin siquiera mencionar el nombre de Castets, de 37 años, estudiosa del prestigioso semillero de líderes estatales, el ENA, y de arraigadas convicciones de izquierda.
La reacción, en algunos casos incluso furiosa, de los dirigentes del Frente Popular no se hizo esperar: la intención es "movilizarse" en nombre de Castets, directora de la oficina de Finanzas y Compras del Ayuntamiento de París, aumentando la presión sobre Macron.
Por su lado, el mandatario francés ya anunció que es hora de "centrarse en los Juegos de París 2024" y que su preocupación será "nombrar un ministro una vez finalizados los Juegos Olímpicos".
Totalmente desprovista de experiencia política, Castets apareció por primera vez esta mañana ante los micrófonos, mostrando cierta predisposición a la comunicación "Macron -dijo- debería asumir sus responsabilidades y nombrarme primer ministra. El momento es grave y tal decisión no puede posponerse".
Parecía segura del apoyo de toda su coalición, sabiendo que había garantizado al partido más exigente, La Francia Insumisa, definiendo ya a priori como "imposible" la creación de una "coalición con el campo macroniano".
"Los desacuerdos -afirmó- son profundos: no hay acuerdos posibles entre quienes quieren que todos paguen su parte justa de impuestos y quienes proponen reducir los impuestos para los más favorecidos".
"No parece haber mucho futuro para el nombre de Castets, incluso si la izquierda pretende aspirar hasta el final: si para la propia Castets el no de Macron es una "negación de la democracia" por parte del jefe de Estado, para Manuel Bompard, número dos de Jean-Luc Mélenchon, Emmanuel Macron "es una especie de loco atrincherado en el Elíseo, que se aferra a su poder y se niega a aceptar la idea de que los franceses hayan dicho que su política está terminada".
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